ORACIÓN CADA DÍA

Memoria de los santos y de los profetas
Palabra de dios todos los dias
Libretto DEL GIORNO
Memoria de los santos y de los profetas


Lectura de la Palabra de Dios

Gloria a ti, oh Se?or, sea gloria a ti

Ustedes son una estirpe elegida,
un sacerdocio real, naci?n santa,
pueblo adquirido por Dios
para proclamar sus maravillas.

Gloria a ti, oh Se?or, sea gloria a ti

Mateo 5,17-19

?No pens?is que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. S?, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasar?n antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos m?s peque?os y as? lo ense?e a los hombres, ser? el m?s peque?o en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los ense?e, ?se ser? grande en el Reino de los Cielos.

 

Gloria a ti, oh Se?or, sea gloria a ti

Ustedes ser?n santos
porque yo soy santo, dice el Se?or.

Gloria a ti, oh Se?or, sea gloria a ti

El pasaje de la primera lectura de la misa, extra?do del primer discurso de Mois?s seg?n el Deuteronomio (4, 1.5-9), pone el acento sobre el cumplimiento de las leyes del Se?or "a fin de que viv?is... ellos son vuestra sabidur?a y vuestra inteligencia a los ojos de los dem?s pueblos". La Escritura relaciona de forma muy estrecha la ley y la vida, la observancia de los mandamientos y la felicidad del hombre. Pues bien, en el pasaje evang?lico que hemos escuchado Jes?s afirma: "No pens?is que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento". ?l ha venido por tanto a que se cumplan todas las Escrituras del Antiguo Testamento, de Abrah?n a Mois?s y los Profetas. ?Qu? quiere decir con que viene a dar cumplimiento? Viene a decir que en cada p?gina de la Escritura, podr?amos decir en cada "i" (la letra m?s peque?a del alfabeto jud?o) hay una referencia a Jes?s, que se convierte en una clave para la interpretaci?n de todas las santas Escrituras, incluso de las del Antiguo Testamento. En efecto, en Jes?s la historia de amor de Dios que atraviesa todas las p?ginas de la Biblia llega a su culminaci?n. Por esto el cumplimiento de la ley es el amor evang?lico, ese amor que ha llevado a Jes?s hasta la cruz. Se puede incluso decir que el que ama cumple la Ley del Se?or. La Biblia debe ser escuchada p?gina a p?gina, precisamente porque contiene la historia de este extraordinario amor de Dios por los hombres. Y cada p?gina debe ser meditada y custodiada con esmero y devoci?n. Se hace urgente la necesidad de que surja una nueva devoci?n por este santo Libro que contiene la Palabra de Dios; as? como existe la devoci?n a la Eucarist?a, deber?a tambi?n afirmarse esta otra devoci?n hacia las Santas Escrituras. Es hermoso el ejemplo de San Francisco, que exhortaba a los hermanos a recoger siempre los pedazos de papel ca?dos al suelo porque pod?an contener palabras evang?licas. El disc?pulo, siguiendo al Maestro, debe tambi?n acoger en su coraz?n toda palabra de las Santas Escrituras y llevarla a cumplimiento en la vida de cada d?a.

La oración es el corazón de la vida de la Comunidad de Sant’Egidio, su primera “obra”. Cuando termina el día todas las Comunidades, tanto si son grandes como si son pequeñas, se reúnen alrededor del Señor para escuchar su Palabra y dirigirse a Él en su invocación. Los discípulos no pueden sino estar a los pies de Jesús, como María de Betania, para elegir la “mejor parte” (Lc 10,42) y aprender de Él sus mismos sentimientos (cfr. Flp 2,5).

Siempre que la Comunidad vuelve al Señor, hace suya la súplica del discípulo anónimo: “¡Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1). Y Jesús, maestro de oración, continúa contestando: “Cuando oréis, decid: Abbá, Padre”.

Cuando oramos, aunque lo hagamos dentro de nuestro corazón, nunca estamos aislados ni somos huérfanos, porque somos en todo momento miembros de la familia del Señor. En la oración común se ve claramente, además del misterio de la filiación, el de la fraternidad.

Las Comunidades de Sant'Egidio que hay por el mundo se reúnen en los distintos lugares que destinan a la oración y presentan al Señor las esperanzas y los dolores de los hombres y mujeres “vejados y abatidos” de los que habla el Evangelio (Mt 9,37). En aquella gente de entonces se incluyen los habitantes de las ciudades contemporáneas, los pobres que son marginados de la vida, todos aquellos que esperan que alguien les contrate (cfr. Mt 20).

La oración común recoge el grito, la aspiración, el deseo de paz, de curación, de sentido de la vida y de salvación que hay en los hombres y las mujeres de este mundo. La oración nunca es vacía. Sube incesante al Señor para que el llanto se transforme en alegría, la desesperación en felicidad, la angustia en esperanza y la soledad en comunión. Y para que el Reino de Dios llegue pronto a los hombres.