ORACIÓN CADA DÍA

Memoria de la Madre del Se?or
Palabra de dios todos los dias
Libretto DEL GIORNO
Memoria de la Madre del Se?or
Martes 29 de enero


Lectura de la Palabra de Dios

Aleluya, aleluya, aleluya.

El Esp?ritu del Se?or est? sobre ti,
el que nacer? de ti ser? santo.

Aleluya, aleluya, aleluya.

Romanos 11,1-36

Y pregunto yo: ?Es que ha rechazado Dios a su pueblo? ?De ning?n modo! ?Que tambi?n yo soy israelita, del linaje de Abraham, de la tribu de Benjam?n! Dios no ha rechazado a su pueblo, en quien de antemano puso sus ojos. ?O es que ignor?is lo que dice la Escritura acerca de El?as, c?mo se queja ante Dios contra Israel? ?Se?or!, han dado muerte a tus profetas; han derribado tus altares; y he quedado yo solo y acechan contra mi vida. Y ?qu? le responde el or?culo divino? Me he reservado 7.000 hombres que no han doblado la rodilla ante Baal. Pues bien, del mismo modo, tambi?n en el tiempo presente subsiste un resto elegido por gracia. Y, si es por gracia, ya no lo es por las obras; de otro modo, la gracia no ser?a ya gracia. Entonces, ?qu?? Que Israel no consigui? lo que buscaba; mientras lo consiguieron los elegidos. Los dem?s se endurecieron, como dice la Escritura: Di?les Dios un esp?ritu de embotamiento: ojos para no ver y o?dos para no o?r, hasta el d?a de hoy. David tambi?n dice: Convi?rtase su mesa en trampa y lazo, en piedra de tropiezo y justo pago, oscur?zcanse sus ojos para no ver; agobia sus espaldas sin cesar. Y pregunto yo: ?Es que han tropezado para quedar ca?dos? ?De ning?n modo! Sino que su ca?da ha tra?do la salvaci?n a los gentiles, para llenarlos de celos. Y, si su ca?da ha sido una riqueza para el mundo, y su mengua, riqueza para los gentiles ?qu? no ser? su plenitud! Os digo, pues, a vosotros, los gentiles: Por ser yo verdaderamente ap?stol de los gentiles, hago honor a mi ministerio, pero es con la esperanza de despertar celos en los de mi raza y salvar a alguno de ellos. Porque si su reprobaci?n ha sido la reconciliaci?n del mundo ?qu? ser? su readmisi?n sino una resurrecci?n de entre los muertos? Y si las primicias son santas, tambi?n la masa; y si la ra?z es santa tambi?n las ramas. Que si algunas ramas fueron desgajadas, mientras t? - olivo silvestre - fuiste injertado entre ellas, hecho participe con ellas de la ra?z y de la savia del olivo, no te engr?as contra las ramas. Y si te engr?es, s?bete que no eres t? quien sostiene la ra?z, sino la ra?z que te sostiene. Pero dir?s: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado. ?Muy bien! Por su incredulidad fueron desgajadas, mientras t?, por la fe te mantienes. ?No te engr?as!; m?s bien, teme. Que si Dios no perdon? a las ramas naturales, no sea que tampoco a ti te perdone. As? pues, considera la bondad y la severidad de Dios: severidad con los que cayeron, bondad contigo, si es que te mantienes en la bondad; que si no, tambi?n t? ser?s desgajado. En cuanto a ellos, si no se obstinan en la incredulidad, ser?n injertados; que poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. Porque si t? fuiste cortado del olivo silvestre que eras por naturaleza, para ser injertado contra tu natural en un olivo cultivado, ?con cu?nta m?s raz?n ellos, seg?n su naturaleza, ser?n injertados en su propio olivo! Pues no quiero que ignor?is, hermanos, este misterio, no sea que presum?is de sabios: el endurecimiento parcial que sobrevino a Israel durar? hasta que entre la totalidad de los gentiles, y as?, todo Israel ser? salvo, como dice la Escritura: Vendr? de Si?n el Libertador; alejar? de Jacob las impiedades. Y esta ser? mi Alianza con ellos, cuando haya borrado sus pecados. En cuanto al Evangelio, son enemigos para vuestro bien; pero en cuanto a la elecci?n amados en atenci?n a sus padres. Que los dones y la vocaci?n de Dios son irrevocables. En efecto, as? como vosotros fuisteis en otro tiempo rebeldes contra Dios, mas al presente hab?is conseguido misericordia a causa de su rebeld?a, as? tambi?n, ellos al presente se han rebelado con ocasi?n de la misericordia otorgada a vosotros, a fin de que tambi?n ellos consigan ahora misericordia. Pues Dios encerr? a todos los hombres en la rebeld?a para usar con todos ellos de misericordia. ?Oh abismo de la riqueza, de la sabidur?a y de la ciencia de Dios! ?Cu?n insondables son sus designios e inescrutables sus caminos! En efecto, ?qui?n conoci? el pensamiento de Se?or? O ?qui?n fue su consejero? O ?qui?n le dio primero que tenga derecho a la recompensa? Porque de ?l, por ?l y para ?l son todas las cosas. ?A ?l la gloria por los siglos! Am?n.

 

Aleluya, aleluya, aleluya.

He aqu? Se?or, a tus siervos:
h?gase en nosotros seg?n tu Palabra.

Aleluya, aleluya, aleluya.

En esta tercera reflexi?n sobre el significado de Israel en la historia de la salvaci?n, Pablo intenta entender cu?l es el designio de Dios en relaci?n a su pueblo. Aun habiendo afirmado que el verdadero Israel es ese peque?o resto que se ha mostrado fiel a su Dios aceptando a Jes?s como el Mes?as, Pablo se plantea el problema de los que no han dado ese paso decisivo. ?Cabe pensar que Dios, que ha escogido un pueblo compuesto por jud?os y gentiles, haya repudiado al Israel hist?rico abandon?ndolo a su destino? Ciertamente el Se?or no ha abandonado a ?su pueblo?, afirma Pablo con fuerza desde el inicio. Su rechazo al anuncio de salvaci?n es un misterio que suscita en ?l un ?ntimo sufrimiento. Pero incluso ante este rechazo obstinado que no sabe explicar, el ap?stol est? seguro de que no se trata de una actitud definitiva. Pablo entrev? una misteriosa relaci?n entre el pueblo de Israel y la nueva alianza, que se har? visible en un momento todav?a desconocido de la historia de salvaci?n. La nueva alianza est? unida a la primera del mismo modo que el nuevo injerto est? unido al tronco viejo sobre el que se coloca. Sin embargo, los creyentes de la nueva alianza no deben enorgullecerse; al contrario, est?n llamados a dar gracias por haber sido llamados a la salvaci?n. Pablo termina con un himno a la profundidad de la sabidur?a divina que no deja de guiar la historia de los hombres. Y escribe a los romanos: ?No quiero que ignor?is, hermanos, este misterio, no sea que presum?is de sabios: el endurecimiento parcial que sobrevino a Israel durar? hasta que entre la totalidad de los gentiles, y as?, todo Israel ser? salvo?. Es una visi?n prof?tica de la historia que revela una cercan?a especial entre el antiguo Israel y los creyentes en Cristo. A estos ?ltimos se les pide que reconozcan siempre la presencia de Dios en la historia humana ?el beato Juan XXIII dir?a que reconozcan los ?signos de los tiempos?? y que act?en para dirigirla hacia su reino de amor y de paz. Los jud?os siguen siendo el pueblo de la promesa, del que ha salido el hombre Jes?s. La luz de la presencia de Dios, que se ha revelado en los Libros de la Ley y en los Profetas, ha constituido Israel. Podemos decir que ?Israel? es nuestro antepasado ?en la fe?, el antepasado del pueblo de la nueva alianza fundado sobre el ofrecimiento de Jes?s, el v?stago m?s grande de Israel.

La oración es el corazón de la vida de la Comunidad de Sant’Egidio, su primera “obra”. Cuando termina el día todas las Comunidades, tanto si son grandes como si son pequeñas, se reúnen alrededor del Señor para escuchar su Palabra y dirigirse a Él en su invocación. Los discípulos no pueden sino estar a los pies de Jesús, como María de Betania, para elegir la “mejor parte” (Lc 10,42) y aprender de Él sus mismos sentimientos (cfr. Flp 2,5).

Siempre que la Comunidad vuelve al Señor, hace suya la súplica del discípulo anónimo: “¡Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1). Y Jesús, maestro de oración, continúa contestando: “Cuando oréis, decid: Abbá, Padre”.

Cuando oramos, aunque lo hagamos dentro de nuestro corazón, nunca estamos aislados ni somos huérfanos, porque somos en todo momento miembros de la familia del Señor. En la oración común se ve claramente, además del misterio de la filiación, el de la fraternidad.

Las Comunidades de Sant'Egidio que hay por el mundo se reúnen en los distintos lugares que destinan a la oración y presentan al Señor las esperanzas y los dolores de los hombres y mujeres “vejados y abatidos” de los que habla el Evangelio (Mt 9,37). En aquella gente de entonces se incluyen los habitantes de las ciudades contemporáneas, los pobres que son marginados de la vida, todos aquellos que esperan que alguien les contrate (cfr. Mt 20).

La oración común recoge el grito, la aspiración, el deseo de paz, de curación, de sentido de la vida y de salvación que hay en los hombres y las mujeres de este mundo. La oración nunca es vacía. Sube incesante al Señor para que el llanto se transforme en alegría, la desesperación en felicidad, la angustia en esperanza y la soledad en comunión. Y para que el Reino de Dios llegue pronto a los hombres.