En Barcelona celebran el décimo aniversario de la Casa de la Solidaritat, el comedor de Sant’Egidio que acoge a los pobres y a personas sin hogar

El comedor para los pobres de la Casa de la Solidaritat celebró su décimo aniversario con una fiesta llena de alegría y gratitud.

En el corazón de Barcelona, cerca de la muralla romana de la ciudad, el comedor para los pobres de la Comunidad de Sant’Egidio representa, desde hace diez años, un lugar de amistad y de solidaridad para muchos que no tienen casa o viven en situaciones de extrema pobreza y allí encuentran no solo una comida caliente sino también el calor de una casa y de la amistad.

Empezó en 2013 con un reducido grupo ―no eran más de veinte personas sin hogar― y actualmente acoge dos veces por semana a unas 250 personas de orígenes y situaciones distintas. Un grupo de unos 25 voluntarios colaboran cada semana en el servicio.

A lo largo de estos años, el comedor ha dado más de 120.000 comidas calientes a personas de más de 81 nacionalidades, con la colaboración de unos 600 voluntarios. Además del servicio del comedor, se han abierto otras actuaciones, como la ayuda en la tramitación de documentos o el acceso a los servicios sociales. Para muchos, conocer la Comunidad en el comedor ha significado un nuevo inicio: cuando uno deja de estar solo puede rehacer su vida, encontrar un empleo y una casa.

El día de la inauguración del comedor en 2013, Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de Sant’Egidio, auguró que aquel lugar contribuyera a humanizar la ciudad, con redes de proximidad, simpatía y solidaridad.

Eso es lo que ha ocurrido en estos diez años: alrededor del comedor de los pobres de Sant’Egidio se ha construido una red en la que quienes necesitan ayuda se confunden con quienes buscan un lugar donde vivir la solidaridad concreta. De ese modo la ciudad puede ser una “comunidad de destino”.

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