SHAHBAZ BHATTI

El 2 de marzo de 2011 fue asesinado, a los 42 años de edad, en el centro de Islamabad, Shabhaz Bhatti, ministro de las minorías de Pakistán. Había luchado hasta la extenuación para proteger a todas las minorías, no solo la suya, y para fomentar el diálogo. A diferencia de quien lo mató, creía en un Pakistán unido y al mismo tiempo tierra de convivencia étnica y religiosa. Y dio su vida por aquel ideal.
Víctima de un atentado que impactó e indignó a mucha gente en todo el mundo, hoy Shabhaz Bhatti es un símbolo para las minorías de Pakistán, no solo para los cristianos, sino también para los hinduistas, los sijs, los ahmadíes y para un gran número de musulmanes de aquel gran país que nació en 1947 tras la "partition" con India. Ha habido periódicamente manifestaciones para recordarlo, se han compuesto canciones en su honor y se han creado comités para continuar su dedicación política, social y religiosa. Pero respetando casi totalmente la herencia que nos dejó, su muerte no ha inspirado enfrentamiento ni violencia. Por el contrario, Shahbaz se ha convertido en Pakistán y en todo el mundo un símbolo para quienes creen en las luchas pacíficas en defensa de las minorías y en una sociedad plural.
Bhatti no buscó la muerte, pero tampoco quiso renunciar a su lucha en favor de los débiles y los oprimidos, como explicó Andrea Riccardi, que iba de camino a Islamabad para reunirse con él justo dos días antes del atentado: «Era un cristiano enamorado de su país. A pesar de las amenazas concretas contra su vida, nunca pensó en abandonarlo. De hecho, estaba convencido de que Pakistán tenía que recuperar sus raíces, siguiendo el modelo que estableció el fundador del país Ali Jinnah, creador de un Estado laico en el que las distintas religiones contribuyen pacíficamente a su desarrollo».


La militancia

Como se lee en el «testamento espiritual» que nos dejó, la vocación de Shahbaz de gastar su vida por los demás se remonta al Viernes Santo en el que escuchó una predicación sobre la Pasión de Jesús. Tenía apenas 13 años, quería defender a los cristianos y, más en general, a todos los «pobres y perseguidos». Y ya en su juventud, cuando todavía estudiaba secundaria, emprendió su primera batalla civil, una lucha contra la introducción de un nuevo carné de identidad con un color distinto en función de la religión de su titular. Eran los durísimos tiempos de la dictadura del general Mohammed Zia ul-Haq (1977-1988). Shahbaz, que con apenas 17 años fundó el Christian Liberation Front, con su protesta contribuyó considerablemente a bloquear la propuesta de ley1. Son años de militancia tenaz. En la universidad recibe las primeras amenazas de muerte, pero no se rinde. Todo lo contrario: en 1992, alentado por el activista católico Cecil Chaudry, héroe de las guerras contra India, pone en marcha una campaña nacional contra la ley de la blasfemia, una norma que permite acusar incluso por una simple sospecha y que hasta hoy ha abierto un altísimo número de procesos judiciales, no solo contra las minorías sino –algo poco conocido en el exterior– sobre todo contra la mayoría musulmana, procesos que en muchos casos esconden ajustes de cuentas entre familias.
Bhatti, desde el inicio, decide no cerrarse en su comunidad católica local y, de manera casi natural, su Christian Liberation Front se transforma, en 2002, en un movimiento que logra federar todas las minorías pakistaníes, la APMA (All Pakistani Minorities Alliance). Con esta asociación se hace conocido en todo Pakistán, especialmente por el auxilio que presta a las poblaciones afectadas por el terrible terremoto de 2005. En aquella ocasión su asociación decidió, significativamente, llevar ayuda a todos, sin distinción, y por tanto también a un gran número de musulmanes que se habían quedado sin casa, algo que le valió el agradecimiento oficial de las autoridades estatales2.

 

Parlamentario y ministro

Shahbaz Bhatti ya había rechazado en 2000 la oferta de entrar en política. No formaba parte de su decisión, por más militante que fuera. Pero al final, buscando aliados para sus batallas, se convenció de que tenía que estar en la esfera del PPP de Benazir Bhutto3 y, tras el asesinato de la primera ministra, acepta presentarse a las elecciones políticas, en las que obtuvo garantías para las minorías en el programa del partido. Fue elegido miembro de la Cámara Baja de la Asamblea nacional en febrero de 2008. El nuevo cargo parlamentario no cambia su estilo de vida, como explica su hermano Paul: «Seguía yendo a visitar a todos: pobres, estudiosos del islam, líderes políticos y religiosos y gente corriente. Su oficina estaba siempre llena de personas que iban a verle a veces solo para hablar o para recibir consejo. Y él no echaba a nadie»4.
El 2 de noviembre de 2008, tras la elección como presidente de Asif Alí Zardari, esposo de Benazir Bhutto, ofrecen al líder del APMA el ministerio de minorías, que hasta entonces no existía5. En su discurso programático, Shahbaz pronuncia palabras apasionadas: «He decidido aceptar el cargo de ministro para ayudar a la causa de los oprimidos y de las comunidades marginadas de Pakistán. He dedicado mi vida a la lucha por la igualdad humana, la justicia social y la libertad religiosa. Jesús es el centro de mi vida y quiero ser un seguidor suyo de verdad a través de mis acciones, compartiendo el amor de Dios con los pobres, los oprimidos, los perseguidos, los necesitados y los sufrientes del pueblo pakistaní»6. Empieza un intenso trabajo que en poco más de dos años dará frutos considerables para las minorías. Bhatti sigue directamente varios casos personales, como el de Asia Bibi, la cristiana condenada a muerte por blasfemia, y logra mejorar sus condiciones de detención7. Pero, sobre todo, con su actividad como ministro cosecha una larga lista de logros, tanto a nivel legislativo como, más en general, a nivel de derechos.


El terreno del diálogo y de la paz

En algunos terrenos que le preocupaban especialmente, como los del diálogo y de la paz, Shahbaz Bhatti intenta ampliar la red de sus relaciones más allá de las fronteras de Pakistán y establece muchos lazos a nivel internacional. Viaja a Estados Unidos, donde es recibido por la secretaria de Estado Hillary Clinton, y a Canadá, donde en 1999 había recibido un prestigioso premio, y donde se reúne con el presidente Stephen Harper. Mantiene contactos en muchos lugares del mundo: en Asia, con una asociación coreana, en Italia con el patriarcado de Venecia que había ayudado en el auxilio a la población durante el terremoto de 2005 , y en paralelo sigue tejiendo su red de relaciones con las organizaciones eclesiales. En aquellos años nace una importante amistad con la Comunidad de Sant’Egidio, presente en el país desde 2000, con la dedicación de cientos de jóvenes y adultos pakistaníes en varias ciudades. Tras una primera visita a Roma en octubre de 2009 y una significativa colaboración en la ayuda a la población afectada por unas terribles inundaciones –sin distinguir entre musulmanes y minorías, como ocurrió con el terremoto de 20059 –, en septiembre de 2010 Shahbaz Bhatti viaja nuevamente a Italia. El 11 de septiembre, por invitación de Sant'Egidio, participa en la basílica romana de Santa María de Trastevere en una oración en recuerdo de las víctimas del atentado de las Torres Gemelas, que contó con la presencia del embajador de Estados Unidos en la Santa Sede, Miguel Díaz, y de numerosos representantes diplomáticos. Considera muy importante su presencia en cuanto ministro de un Estado, como el suyo, que muchas veces ha sido acusado de complicidad con el terrorismo. Y en aquella ocasión pronuncia una frase que los meses siguientes repetirá hasta el día antes de su muerte: "Consideradme uno de vosotros, yo también formo parte de la Comunidad"10. Al día siguiente Shahbaz es recibido en el Vaticano y entrega a Benedicto XVI un mensaje importante con el que el presidente Zardari expresa la voluntad de su Gobierno de garantizar la armonía interreligiosa e intercultural de su país. El Papa manifiesta su afecto por las víctimas de las inundaciones del mes anterior y su apoyo a todo el pueblo pakistaní.
 



Shahbaz Bhatti (en el centro) en la oración que se celebró el 11 de septiembre de 2010 en Santa María de Trastevere (Roma)


La muerte

Su nombramiento como ministro va acompañado de un aumento de las amenazas contra la vida de Bhatti. Especialmente tras el asesinato del gobernador musulmán de Punyab, Salman Taseer11, que había defendido a Asia Bibi, Shahbaz recibe fuertes presiones para que dimita. La confirmación de su ministerio, que nadie daba por segura, a mediados de febrero de 2011 vuelve a encender la esperanza, gracias también al apoyo de la red interreligiosa que había construido para defender a las minorías. Pero solo unos días más tarde, la mañana del 2 de marzo, un comando de hombres armados bloquea el automóvil de Bhatti, que acababa de salir de la casa de su madre, y lo asesina en el centro de Islamabad. Fue una ejecución preparada con tiempo y detalle y, sobre todo, realizada con extrema facilidad. Todos sabían que, sin protección, la condena a muerte iba a ejecutarse tarde o temprano. También lo sabía el mismo Bhatti. Pero no quiso echarse atrás y abandonar a su suerte a sus amigos, pobres y oprimidos, hombres y mujeres «sin casta»12 de su atormentado Pakistán. No era un héroe ni un político irreducible. Era ante todo un cristiano, que vivió y murió como cristiano.


El adiós

La muerte de Shahbaz Bhatti suscita una gran conmoción en todo el mundo. El presidente de Estados Unidos, Barack Obana, es uno de los primeros en reaccionar, mientras que Benedicto XVI lo recuerda durante el ángelus del domingo13. En Pakistán le rinden homenaje no solo las altas esferas del Estado, sino también autoridades islámicas y en casa de su madre Martha se produce una interminable peregrinación de cristianos, musulmanes, sijs e hinduistas, que se suman a su oración, como testimonio de aquella amistad interreligiosa que había sido la fuerza de Shahbaz.
El 4 de marzo se prevén dos ceremonias. La "oficial" se celebra por la mañana en Islamabad, con una celebración litúrgica que cuenta con la presencia de numerosos políticos, el primer ministro Gilani y muchos embajadores. La catedral está abarrotada de fieles y de autoridades. Todos hablan de Bhatti como de un “mártir”14. Para la celebración llegan también parientes del extranjero. Su hermano Peter –que en Canadá, adonde había emigrado en 1997, había creado el International Christian Voice– está seguro de que los cristianos de su país no se dejarán atemorizar: "Ahora surgirán miles de Shahbaz Bhatti y no se detendrán hasta que hayan derrotado a las fuerzas oscuras del mal"15. Y procedente de Italia, donde trabajaba como médico, llega también Paul Bhatti, que seguirá, aunque con un cargo distinto, la función gubernamental de su hermano.
Los funerales "de pueblo" se celebran en Khushpur, adonde trasladan en helicóptero el cuerpo de Shahbaz. Y es la manifestación de un fuerte arraigo popular: una mezcla de rabia y de emoción de todos los que tenían esperanzas en él y que de repente se descubrían huérfanos. Cientos de adultos y jóvenes, vestidos de negro, gritan eslóganes contra el Gobierno y contra los fundamentalistas islámicos. Un grupo de mujeres enarbolan banderas negras y cantan al ministro asesinado: "Bhatti, tu sangre es el inicio de una nueva revolución". En las calles abundan las pancartas y los carteles con la foto del líder. En algunos se lee: "Shahbaz Bhatti, hijo de la patria, te echaremos en falta"; en otros: "Bhatti, seguiremos tu misión". Suben al palco que pusieron cerca de la iglesia del pueblo los sacerdotes católicos, pero también muchos líderes de las minorías hinduistas y sijs, junto a representantes de la mayoría musulmana.
La plaza se llena cada vez con más gente. Al final son diez mil. Cantan y gritan eslóganes pidiendo justicia por la muerte del ministro. Cuando llega el ataúd, en medio de un griterío ensordecedor, el entonces obispo de Faisalabad, Joseph Coutts, logra a duras penas pronunciar unas palabras de saludo: «Shahbaz Bhatti luchaba para liberar a Pakistán de los prejuicios y del odio, para plantar las raíces de una cultura del respeto recíproco y de la tolerancia». Tras la bendición de los restos mortales, el cuerpo, acompañado por la muchedumbre es trasladado al patio de una escuela. Allí, delante del féretro, se iza la bandera pakistaní y se canta el himno nacional. En el cementerio donde será enterrado hay una tumba vacía junto a la de su padre, Jacob Bhatti. Dos meses antes, en el funeral de su padre, Shahbaz dijo a su hermano Paul: «Este sitio es para mí, pero solo después de haber luchado por la verdad y la justicia. Cuando ocurra, no lloréis por mí». Ahora la triste profecía se hace realidad, drama de un pueblo que lo sigue, fiel hasta el final. Hay un gran caos: todos se agolpan alrededor de la familia Bhatti, todos quieren tocar por última vez el féretro de Shahbaz, todos repiten insistentemente, como una letanía: «Es un mártir, es un santo»16.


La herencia de Shahbaz

Shahbaz Bhatti dejó una preciosa herencia espiritual que sobrepasa las fronteras de Pakistán y asume una dimensión universal. Pero no hay que infravalorar otro aspecto, el relacionado con sus conquistas civiles y políticas. Se trata de una larga lista de logros alcanzados, pequeños y grandes, que tienen un peso en la sociedad pakistaní y que refuerzan su democracia y el respeto por todas las diversidades que incluye. No hay más que recordar algunos de los más importantes que obtuvo durante su cargo parlamentario y su breve actividad como ministro (dos años y cuatro meses):

  • ley nacional que establece que todos los departamentos públicos tienen la obligación de contratar al menos el 5% de su personal entre las minorías religiosas;
  • asignación a las minorías de cuatro escaños en el Senado (antes de eso un cristiano o un hinduista no podían ser elegidos en aquella asamblea);
  • creación en el ministerio de Minorías de una línea telefónica para denunciar abusos cometidos contra los ciudadanos no musulmanes;
  • institución de la fiesta de las Minorías el 11 de agosto, aniversario del histórico discurso de Ali Jinnah a la nación pakistaní, con el que se proclamaron derechos iguales para todos los ciudadanos, sin distinción étnica o religiosa;
  • apertura de lugares de oración para los no musulmanes en las cárceles pakistaníes;
  • creación de una red de «comités de distrito para la armonía y el diálogo interreligioso», también a nivel de pueblos y de comunidades rurales, que a menudo eran escenarios de fuertes discriminaciones;
  • adhesión, gracias a sus relaciones, de un alto número de líderes musulmanes pakistaníes al importante documento de julio de 2010 en el que se denuncia toda forma de terrorismo.

Pero ya antes de ser elegido en el parlamento, con su APMA Bhatti había acumulado importantes logros. Entre los más importantes cabe recordar:

  • la protesta contra el proyecto de un documento de identidad distinto para los no musulmanes (bajo la dictadura de Zia) que obligó al Gobierno a retirarlo.
  • la batalla por hacer tambalear el sistema electoral separado para las minorías (en 2000);
  • la actividad que logró impedir la aprobación del decreto islámico que quería introducir la figura del muhtasib, garante religioso de corte talibán, en la provincia de la Frontera (en 2005).

Shahbaz, además, emprendió ya siendo joven una firme batalla para modificar la ley de la blasfemia. A este respecto es interesante destacar que, cuando ocupó el cargo de ministro, junto con la denuncia pública, abrió una vía más discreta y quizás más incisiva. Sin renunciar a la protesta, se dio cuenta de que para desbloquear la situación era fundamental poner en marcha algunas negociaciones, que entabló primero con círculos musulmanes más sensibles al cambio. Era un trabajo que apenas había empezado pero que, en muchos casos como el de Asia Bibi, estaba empezando a dar sus frutos17.
El 5 de abril de 2011, cuando había pasado poco más de un mes desde la muerte de Shahbaz Bhatti, la Comunidad de Sant’Egidio decidió recordarlo en un encuentro que hizo en Roma18, que terminó con la solemne entrega de la Biblia personal del ministro pakistaní en la basílica de San Bartolomé de la Isla. Es la iglesia romana que Juan Pablo II quiso dedicar al recuerdo de los «nuevos mártires», los testimonios de la fe que a lo largo de todo el siglo XX y hasta nuestros días han derramado su sangre por el mero hecho de ser cristianos19.



Biblia personal de Shahbaz Bhatti que se conserva en la basílica de San Bartolomé de la Isla (Roma), lugar «memorial de los nuevos mártires»


La valiosa herencia política que dejó Shahbaz Bhatti permite ver cómo un testimonio de la fe de nuestro tiempo supo llevar a cabo un valioso trabajo de «federador». En el mismo encuentro realizado un mes después de su muerte, Andrea Riccardi habla de él como de un hombre que, aun luchando contra la injusticia «sin nada más que sus manos», fue capaz de desarrollar una aguda habilidad de político: «No cedió en sus principios sino que adquirió el arte de la gradualidad propia del político. Era hombre de diálogo. Amaba Paksitán y no se puede amar Paksitán sin amar a los musulmanes, un mundo rico, complejo, suní y chií, con un componente sufí visto con malos ojos por los fundamentalistas, que Bhatti no veía como un muro compacto». Y asimila su figura a la de Martin Luther King, que murió justo en 1968, año de nacimiento de Shahbaz,  al que definió como «mártir del diálogo»20. Profundamente cristiano y sinceramente pakistaní, Bhatti nunca inspiró venganzas ni enfrentamientos. En torno a su recuerdo se ha creado un movimiento no violento que lucha con fuerza por los derechos de las minorías, y al mismo tiempo, con la misma convicción por la convivencia con la mayoría de los mil rostros que tiene el país. Puede parecer atrevido pensando en Pakistán de nuestros días, en la violencia que todavía domina muchas de sus regiones, pero es una gran visión, también desde el punto de vista político, practicable para construir el futuro de aquel país.


La lucha de su hermano Paul

Paul Bhatti conoce la noticia del atentado del que es víctima su hermano estando en Italia. Es su segunda patria. Nació en Khushpur en 1957 y fue a estudiar medicina a Europa, donde terminó ejerciendo su actividad profesional en varios centros italianos y, desde 2005, en la ciudad de Treviso. Orgulloso por el compromiso que había asumido Shahbaz, siempre lo había apoyado, aunque, en cuanto hermano mayor, siempre lo había avisado de los peligros que corría. En varias ocasiones se había maravillado y admirado por la fe que tenía en su misión, ya al inicio de su militancia21.
El apoyo de Paul siempre estaba presente, pero naturalmente, vivido a distancia. El atentado que sufre Shahbaz lo cambia todo repentinamente. Paul se traslada inmediatamente a Pakistán para el funeral. Habla en caliente de la herencia que deja su hermano: «Para él diálogo significaba trabajar juntos, con los musulmanes y con otras minorías, buscando los valores comunes. No quería convertir a nadie, tenía el máximo respeto por todas las religiones». Será él quien, más adelante, exprese el perdón en nombre de toda la familia: «Es lo que nos enseña la fe cristiana y es lo que habría hecho Shahbaz»22.
Aunque tenía un fuerte vínculo con Shahbaz, Paul nunca había pensado en seguir su línea, pero tras su muerte ve la necesidad de continuar su legado. Por eso vuelve a Pakistán donde, por voluntad del presidente Zardari, se convierte en asesor especial del primer ministro Gilani sobre minorías religiosas, al no poder ser nombrado ministro a todos los efectos por no haber sido elegido en el Parlamento. En realidad, con aquel cargo tiene las mismas responsabilidades, funciones y cartera que tenía su hermano como ministro federal, incluido el derecho a participar en los Consejos de ministros.
De todos modos, no está claro que vaya a sobrevivir la existencia de una autoridad destinada a proteger a las minorías, y Paul lucha para que, junto con su cargo sobreviva también una estructura ministerial. A finales de junio de 2011 el Gobierno pakistaní decide abolir el ministerio de Minorías religiosas, rebajándolo al rango de organismo provincial. Paul Bhatti no se resigna y le presenta al primer ministro un «plan de acción global» para mejorar las condiciones de vida de las minorías, a nivel cultural, religioso y legislativo23.
Gracias a las airadas protestas, provenientes tanto del interior del país como del exterior, a finales de julio de 2011 se restaura el ministerio federal, aunque con la nueva administración se denomina de Armonía Nacional. Se elige como ministro al católico Akram Gill, mientras que Paul Bhatti sigue siendo la figura destacada en defensa de las minorías y conserva su cargo de consejero del primer ministro. Se trata de un importante resultado, celebrado también en el extranjero como una señal importante de apertura por parte del Estado pakistaní. Y se produce un buen clima el 11 de agosto de 2011, Día de las Minorías24 por el que tanto había luchado Shahbaz. En aquella ocasión, cinco meses después de su muerte, el presidente Zardari recuerda que cristianos, hinduistas y miembros de otras religiones distintas al islam, «han hecho una aportación fundamental en la creación de la nación, por lo que el Estado tiene el deber de protegerles: son ciudadanos pakistaníes»25. En aquella fiesta, la primera sin Shahbaz, una delegación –formada por representantes de todas las minorías y encabezada por Paul Bhatti– va al palacio presidencial y, en pleno Ramadán, ofrece simbólicamente a los parlamentarios islámicos el iftar, la gran comida de ruptura del ayuno vespertina.
El trabajo de Paul sigue los pasos de Shahbaz: defensa apasionada de las minorías y al mismo tiempo confianza en el diálogo con la mayoría musulmana y con las instituciones, entre otras cosas, para lograr resultados concretos. No es casual que siga el comportamiento que tuvo su hermano ministro en el caso de Asia Bibi, hasta el punto de que en octubre de 2011 pide a todos los medios de comunicación el silencio informativo26. Prosigue la apasionada lucha de Shahbaz por salvar a quien es injustamente perseguido. Se le puede ver, por ejemplo, en primera línea de las protestas contra la detención, el 16 de agosto de 2012, de una joven cristiana, discapacitada mental, Rimsha Masih, acusada de blasfemia. El caso da la vuelta al mundo, pero en esta batalla Paul Bhatti decide no confiar solo en la indignación de la comunidad internacional y recurre a la red de amistades interreligiosas que Shahbaz había tejido en Pakistán. Rápidamente se moviliza un gran número de imanes para pedir la liberación de la joven y también gracias a ellos tiene éxito la campaña, con una sentencia absolutoria del Alto Tribunal de Islamabad. Paul Bhatti dedica esta victoria a su hermano Shahbaz y aprovecha la ocasión para pedir que se cree una «comisión mixta» con líderes cristianos y musulmanes, expertos y abogados, que pueda revisar preliminarmente los casos de supuesta blasfemia27.
En las elecciones generales del 11 de mayo de 2013 el PPP, el partido de la anterior primera ministra Benazir Bhutto al que estaba vinculado Shahbaz y luego Paul Bhatti, cae derrotado y cambia el escenario pakistaní con el retorno al poder de Nawaz Sharif, líder de la Pakistan Muslim League-Nawaz (PML-N). Paul, de todos modos, no tiene intención de abandonar su trabajo e, inmediatamente después de las elecciones, anuncia que seguirá sus batallas: «Hay que aprobar un sistema electoral distinto para las minorías (dual vote),  integrarlas plenamente y luchar contra los abusos asociados a las leyes de la blasfemia»28. Pide al nuevo Gobierno que haga frente a tres prioridades: seguridad, economía y crisis energética. Desde entonces ya no ocupa más cargos institucionales, pero sigue su trabajo a la cabeza de la APMA, la asociación que creó Shahbaz para federar a todas las minorías, que se transforma en un partido propiamente dicho con una estructura ramificada en todas las regiones de Pakistán, con consejeros cristianos, hinduistas, sijs y ahmadíes. Al mismo tiempo, cultiva aquella red de amistades internacionales que creó su hermano con el paso de los años.
Tanto en el exterior –desde donde le llaman a menudo para explicar su testimonio– como en Pakistán ya es para todos «el heredero de Shahbaz», la voz de los cristianos y de las demás minorías en un país que sigue teniendo un altísimo índice de violencia y terrorismo. En aquel escenario, uno de los más difíciles del mundo, Paul Bhatti no se rinde y sigue con tenacidad su lucha: «Estoy en contra del extremismo y del fanatismo, venga de donde venga. Solo quiero hacer mi aportación en la defensa de los cristianos y de todas las minorías de mi país. Creo firmemente en el diálogo interreligioso, creo que es la base para frenar la violencia. Hay que hacer una alianza, un comité formado por personalidades representativas de todas las religiones, que pueda intervenir para frenar la violencia en cuanto surge. Estoy convencido de que terminaremos ganando la batalla por la paz, por el bien de todos y por la salvación de Pakistán»29.

 

Recuerdo por los 10 años de la muerte de Shahbaz Bhatti.
Oración de la Comunidad de Sant’Egidio en la basílica de Santa Maria in Trastevere, 2 de marzo de 2021
Homilía de monseñor Ambrogio Spreafico »

Notas

1Shahbaz impulsa una durísima protesta contra la introducción del nuevo documento de identidad,  considerado claramente discriminatorio, llegándose a manifestar con un grupo de amigos tan jóvenes como él delante del Parlamento. Cfr. ibidem, pp. 40-43
2La APMA de Bhati recibió un certificado de reconocimiento del ejército pakistaní por la ayuda prestada. Igualmente apreciada por las autoridades centrales del Estado fue la decisión de reconstruir algunas escuelas de las zonas afectadas, que se abrieron a los niños de todas las confesiones. «Estos niños –comentó Bhatti– serán portadores de nuestro mensaje de unidad y de amor». Cfr. 64-68 y Cristiani in Pakistan. Nelle prove la speranza, cit., p. 51
3Shahbaz Bhatti, que conoció personalmente a Benazir Bhutto,  fue levemente herido en el atentado de octubre de 2007, del que la primera ministra salió ilesa, pero que provocó 138 muertos.  Cfr. Shabhaz Bhatti, Estaba en el camión con Bhutto cuando se desató el infierno, en Asianews, 19 de octubre de 2007. Dos meses después, el 27 de diciembre, tras un mitin en Rawalpindi, Bhutto fue asesinada en un segundo atentado que provocó 30 víctimas.
4Conversación de Paul Bhatti con Roberto Pietrolucci en Shahbaz Bhatti. Vita e martirio di un cristiano in Pakistan, cit., p.82
5Anteriormente la defensa de las minorías dependía de un ministro estatal, que dependía de un ministro federal de Asuntos Religiosos, cargo que ocupaba siempre un musulmán.
6Cfr. Assist News Service, 3 de noviembre de 2008
7La historia de Asia Bibi ha dado la vuelta al mundo y se ha convertido en un símbolo de las difíciles condiciones de vida de muchos  cristianos en países como Pakistán. Bhatti fue a visitarla varias veces tras ser nombrado ministro y logró que la cambiaran de celda y que instalaran una cámara para comprobar que no era objeto de violencia. Cfr. Shahbaz Bhatti. Vita e martirio di un cristiano in Pakistan, cit. p. 99
8Cfr. Cristiani in Pakistan. Nelle prove la speranza, cit.
9Bhatti estaba especialmente contento de que también en aquella ocasión se hubieran distribuido ayudas entre todos, sin hacer distinciones entre musulmanes y cristianos. «Así –comentó– la gente ya no se odiará y, sobre todo, ya no se matará en nombre de la religión». Cfr. ibidem, p. 104
10Cfr. ibidem, p. 105
11El gobernador musulmán de Punyab, la región originaria de Shahbaz Bhatti, había entablado varias batallas junto al ministro de Minorías y había lanzado un llamamiento contra la violencia, dirigido directamente al presidente Zardari, tras el ataque al barrio cristiano de  Gojra en el que habían muerto 9 personas. Cfr. Shahbaz Bhatti. Vita e martirio di un cristiano in Pakistan, cit. p. 94
12En los muchos discursos públicos que pronunció Shahbaz Bhatti durante su vida hace referencia a menudo a los «sin casta». Se trata de un concepto social y jerárquico que ha sobrevivido parcialmente en Pakistán, a pesar de la "partition" con India y la islamización. Alude a las capas más pobres de la población, que coinciden en gran parte con los cristianos.
13El 6 de marzo en la plaza de San Pedro, durante el ángelus, Benedicto XVI recuerda el atentado e invoca la protección para las minorías amenazadas en Pakistán: «Pido al Señor Jesús que el conmovedor sacrificio de la vida del ministro pakistaní Shahbaz Bhatti despierte en las conciencias la valentía y el compromiso de tutelar la libertad religiosa de todos los hombres y, de esta forma, promover su igual dignidad» (Ángelus, 6 de marzo de 2011)
14Desde los primeros momentos tras el atentado de Islamabad, además de un extendido sentimiento popular,  se alzaron autorizadas voces para invocar el reconocimiento del martirio. A finales de marzo de 2011, los obispos pakistaníes, reunidos  en asamblea, pidieron oficialmente a la Santa Sede que proclamara a Bhatti «mártir y patrón de la libertad religiosa»
15Entrevista a Peter Bhatti, en NDTV, 4 de marzo de 2011.
16Cfr. “Testimonio de Roberto Pietrolucci”, único occidental que participó en el funeral de Khushpur , en Shahbaz Bhatti. Vita e martirio di un cristiano in Pakistan, cit. p. 122-127
17En 2010, a petición del presidente Zardari, que lo nombra jefe de una comisión de investigación, Bhatti  abre una investigación que revela que Asia Bibi es inocente y pide que la mujer sea agraciada. Se suma a la petición el gobernador de Punyab,  Salman Taseer,  que de ese modo es nuevamente acusado de formar parte de una «conspiración internacional» que quiere abolir la ley. El ministro se dio cuenta de que para desbloquear la situación podía ser fundamental poner en marcha algunas negociaciones, que entabló primero con círculos musulmanes más sensibles al cambio. Era un trabajo que se hacía con extrema discreción, que empezaba a dar sus frutos, precisamente abriendo el camino a una medida de gracia del presidente Zardari.
18Es significativo que participen en la mesa redonda titulada "Shahbaz Bhatti: una vida por el diálogo y la convivencia en Pakistán" algunas personalidades que habían conocido de cerca y que habían apreciado al ministro de Minorías, aunque con historias diferentes, desde el imán de la gran mezquita de Lahore, Abdul Khabir Azad, hasta el entonces obispo de Faisalabad Joseph Coutts. También estaban Andrea Riccardi, Paul Bhatti, el ministro de Exteriores italiano Franco Frattini y Marco Tarquinio, director del periódico católico Avvenire.
19La basílica de San Bartolomé de la Isla alberga  el recuerdo de mártires conocidos –como el arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, asesinado en el altar mientras celebraba la eucaristía el 24 de marzo de 1980– y de muchos otros menos conocidos, pero igualmente testimonios de una fe profunda. Su recuerdo se conserva en las capillas laterales: cartas, objetos personales, vestimentas litúrgicas, crucifijos o biblias desgastadas por la lectura diaria. Está también la de Shahbaz Bhatti, que entregó la familia y llevó al altar su hermano Paul durante la celebración litúrgica que se hizo en la basílica romana el 5 de abril de 2011.
20Véase la descripción del encuentro romano "Shahbaz Bhatti: una vida por el diálogo y la convivencia en Pakistán", impulsado en Roma por la Comunidad de Sant’Egidio,  en Shahbaz Bhatti. Vita e martirio di un cristiano in Pakistan, cit. pp. 142-156
21“Iba a la facultad de Ciencias Políticas y también a otros cursos extrauniversitarios. Nunca pedía dinero a casa. Cuando empezó su actividad de defensa de las minorías, al principio no le ayudé. No pensaba que pudiera hacer nada importante. Luego vi que, a pesar de que era joven, era capaz de hacer cosas grandes: hablaba con embajadores para defender la causa de los cristianos, tenía contactos con el extranjero, con Occidente" (conversación de Paul Bhatti con Roberto Pietrolucci, en Shahbaz Bhatti. Vita e martirio di un cristiano in Pakistan, cit., p. 48)
22Cfr. Intervención de Paul Bhatti en el encuentro Shahbaz Bhatti: una vida por el diálogo y la convivencia en Pakistán (5 de abril de 2011)
23Cfr. Paul Bhatti: Istruzione, sostegno legale, impegno politico, il mio piano per le minoranze religiose, en Agenzia Fides, 11 de julio de 2011
24La fecha del 11 de agosto se repite en la vida de Shahbaz Bhatti. La consideraba más importante que el 14 de agosto, aniversario de la creación del Estado pakistaní, porque aquel día de 1947 Jinnah pronunció su célebre discurso en el Parlamento sobre las bases del nuevo país que iba a nacer, un programa que daba carta de igualdad a todas las minorías del país. Lo convierte en un símbolo de unidad, hasta el punto de convencer al presidente Zardari que lo declare, en agosto de 2009, el Día Nacional de las Minorías.
25 Cfr. Zardari: los no islámicos son pakistaníes como los demás, en Avvenir, 12 de agosto de 2011
26«Es necesario –afirma en aquella ocasión Paul Bhatti– no para esconder la verdad o acallar a los medios de información, sino para poder actuar realmente para salvar a la mujer, alejarla de los focos y de la atención de los grupos fundamentalistas. Apelo a la conciencia y a la responsabilidad de todos» (cfr. Agenzia fides, 26 de octubre de 2011).
27 Cfr. Agenzia Fides, 20 de noviembre de 2012
28Cfr. Asia News, 13 de mayo de 2013
29Testimonio de Paul Bhatti, obtenido el 15 de febrero de 2014