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Los niños y el papa Francisco: un encuentro, un diálogo, una fiesta por la paz y la protección de la creación

“Pensemos en los niños que están sufriendo por culpa de los desastres climáticos, el hambre, las guerras y la pobreza”. Son palabras que el papa Francisco dijo ayer en el Aula Pablo VI “ocupada” por siete mil niños en un ambiente festivo, entre los que había una importante representación de las Escuelas de la Paz de la Comunidad de Sant’Egidio, provenientes de varios barrios de la periferia romana y de otras ciudades. Fue el acto principal y más largo del día en el Vaticano: más de tres horas de entretenimiento, canciones, discursos y testimonios, durante el encuentro que, significativamente, llevaba por título: “Aprendamos de los niños y las niñas”. Y, sobre todo, más de una hora con el Papa, que habló con todos los presentes utilizando palabras que afectan también de cerca las responsabilidades que tienen los mayores: “Los niños son una señal que llega directa al corazón de los que somos adultos, son la voz de la inocencia que nos plantea preguntas y nos hace pensar; que nos obliga a preguntarnos: ¿qué estamos haciendo con nuestro mundo, con nuestro planeta, con nuestra sociedad? ¿Qué futuro les estamos preparando?”.

Luego Francisco escuchó las preguntas de algunos de los más pequeños, originarios de varios continentes, incluidos algunos que llegaron con sus familias gracias a los corredores humanitarios. En primer plano sobre todo la guerra, con el gran deseo de paz que expresan los niños, y el medio ambiente, la “protección de la creación”.
En las Escuelas de la Paz los niños se prepararon para el evento no solo con preguntas, sino también también dibujos y redacciones, que han ayudado a enriquecer la exposición “¿¡Hacemos la paz?! Qué dicen los niños sobre la guerra”, que se puede ver para la ocasión cerca del Aula Pablo VI.

“Este acto y esta exposición ―comentó el presidente de Sant’Egidio, Marco Impagliazzohan sido una oportunidad para aprender de los niños porque su voz es un no a la guerra muy explícito. Los pequeños autores la han vivido de cerca en Ucrania, en Siria, en Afganistán, en la República Democrática del Congo, en Burkina Faso o en el norte de Mozambique, allí donde están nuestras comunidades y nuestras escuelas de la paz. Alrededor del Papa hemos vivido un gran momento de fiesta de paz, porque muchos pueblos que sufren, empezando por los niños, tienen un gran deseo de que callen las armas y de que todos traten bien a nuestro mundo porque es un bien valioso que hay que proteger y custodiar“.

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