Algunos estudios han investigado los efectos de la presencia de las abuelas en muchos países europeos, africanos y americanos. A pesar de las destacadas diferencias geográficas y culturales, todos estos estudios llegan a la misma conclusión: la presencia de una abuela va asociada a una mayor natalidad y, sobre todo, a una mayor supervivencia de los niños.
Estos resultados han sorprendido a los estudiosos, porque se han preguntado cómo se ha pasado por alto durante tanto tiempo un fenómeno tan significativo. Ya se habían visto efectos similares en elefantes, una especie que vive en grupos y cuyos individuos más ancianos cuidan de las crías de elefante. No obstante, ha tenido que pasar mucho tiempo antes de que se planteara la hipótesis de que ocurriera algo similar en la especie humana.
La presencia de una abuela es un incentivo para la fertilidad de una pareja. La influencia positiva de una abuela en la fertilidad de la familia solo disminuye cuando se convierte en bisabuela.
Quizás no sorprenda a nadie: muchos han vivido la experiencia de haber crecido y de haber sido cuidados por la abuela desde el nacimiento y muchos recuerdan la influencia que tuvieron en las dinámicas familiares de ayuda. Son sobre todo las abuelas, las que cuidan de los nietos, ayudando así a que las hijas trabajen y fomentando la participación femenina en el mercado laboral.
La disponibilidad de las abuelas ayuda no solo a hacer realidad los deseos de fecundidad de las jóvenes parejas sino también a que las madres entren en el mercado laboral.
En los países mediterráneos, los abuelos cuidan de los nietos casi todos los días, mientras que en los países escandinavos, la ayuda es más esporádica. Además de las preferencias culturales distintas, estas disparidades se deben a las distintas exigencias de sistemas de estado social más o menos generosos.
La función de abuela ha adquirido una importancia cada vez mayor en la vida de muchos ancianos, y esa función se prolonga durante un número cada vez mayor de años. Gracias a los avances en el campo de la salud y a la reducción de la mortalidad, la fase de la vida que se transcurre como abuelos con buena salud se ha ampliado a lo largo de los años. Estos factores han permitido superar los efectos negativos debidos a ser abuelos en edad más avanzada.
Cuando cuidan a sus nietos, los abuelos brindan un valioso servicio a las familias y a la sociedad, desde distintos ángulos. No obstante, las dinámicas demográficas en evolución y los cambios de las políticas sociales en un futuro próximo podrían tener un fuerte impacto en la capacidad de los abuelos de llevar a cabo una función de asistencia a sus nietos.
El envejecimiento de la población es un desafío para los sistemas de pensiones y las recientes reformas que se han aplicado en varios países europeos pretenden aumentar gradualmente la edad de jubilación, como respuesta al aumento de la esperanza de vida. Esta situación podría comportar una menor disponibilidad de los abuelos y, salvo que se adopten políticas adecuadas y se potencien los servicios para las familias, podríamos esperar un impacto negativo (más) en el índice de natalidad y en el de empleo femenino.
(Foto © Archivo de la Comunidad de Sant’Egidio – A. Tiso)