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Oración en Budapest en recuerdo del porraimos (holocausto de los gitanos) y del atentado de Kisléta

El 2 de agosto, día internacional de recuerdo del porraimos (holocausto de los gitanos durante la Segunda Guerra Mundial), la Comunidad celebró una oración en la iglesia de Santa Teresa de Ávila de Budapest. Presidió la conmemoración mons. Jánosz Székely, obispo de Szombathely.
En sus palabras de introducción, Péter Szőke, de la Comunidad de Sant'Egidio, recordó el porraimos y la serie de asesinatos contra la minoría gitana perpetrados en Hungría entre 2008 y 2009, cuando seis víctimas inocentes fueron asesinadas y muchas más quedaron gravemente heridas. En nuestra época marcada por distintas formas de egocentrismo, se nota la "muerte del prójimo". Para los autores de aquellos crímenes nazis, el prójimo ya estaba muerto, y por eso era fácil asesinarlo. Estas atrocidades son síntomas de una sociedad fragmentada. La respuesta debe ser el tikkun olam, es decir, reparar el mundo, ante todo a través de la oración.
 
Durante su homilía sobre el libro del Éxodo, el obispo recordó que Dios se apareció a Moisés cuando el sufrimiento del pueblo de los israelitas se había hecho insoportable por obra de los egipcios. Dios mostró compasión en la zarza ardiente con su pueblo y desde entonces está presente entre los que son torturados, humillados y destinados a la muerte, como los gitanos. Ser gitano no debería verse como una maldición, sino como una bendición.
 
Como cada año, se leyeron los nombres de las víctimas de los asesinatos de 2008 y de 2009 en presencia de algunos familiares de las víctimas. Los miembros del movimiento de los Jóvenes por la paz encendieron velas.
 
El rabino jefe Zoltán Radnóti rezó para que tuviéramos el don de las palabras buenas y sabias, la fuerza y la capacidad de actuar contra las ideologías oscuras, el odio y la marginación. Citó al rey Salomón en el libro de los Proverbios: "Muerte y vida dependen de la lengua: el que la aprecia comerá su fruto" (18,21).
 
Gábor Smidéliusz, pastor luterano, meditó sobre las palabras del Apocalipsis, cuando Dios "enjugará toda lágrima" (21,8). Invocó a Dios para que él haga justicia a los afligidos y dé esperanza incluso cuando nos sentimos desanimados frente a tanta inhumanidad.
 
Szabina Sztojka, pastora reformada y responsable de pastoral de los gitanos, que pertenece también a la minoría gitana, rezó para que el Señor cure las heridas de la discriminación y cure de ellas también a nuestras iglesias y a nuestras comunidades. Invocando la bendición de dios por su pueblo, pidió que se le devuelva y se refuerce su dignidad y que los gitanos, sobre todo los niños, sean preservados de las humillaciones.