Finalmente los detenidos podrán tener una alimentación adecuada y comer cada día.
La Comunidad de Sant’Egidio, que trabaja desde hace tiempo para mejorar las condiciones de vida de los detenidos en muchos países africanos, ha dado un molino a la cárcel de Tcholliré, una pequeña ciudad del norte de Camerún. Hace tiempo que este centro carcelario hacía frente a un grave problema: no poder moler la harina de mijo con la que se preparan las comidas ha obligado a los detenidos a pasar incluso días enteros sin comer.
“Hoy podemos comer cada día gracias a las acciones de la Comunidad, desde hace años atiende a nuestro sufrimiento", dijo Luc, un detenido de Tcholliré.
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