Mozambique: Celebración del 18º aniversario del Acuerdo de Paz
4 de octubre de 2010
La Paz ya es mayor de edad en Mozambique. Hoy celebramos 18 años de paz.
La paz se firmó en Roma, el 4 de Octubre de 1992. Se necesitaron 27 meses de negociaciones en la sede de la Comunidad de Sant’Egidio para finalizar una guerra que había provocado un millón de muertos y mucha destrucción.
El 4 de Octubre los mozambiqueños fueron capaces de parar la violencia de la guerra, madre de todas las pobrezas. Es una memoria que honra las personas que decidieron correr el riesgo de negociar la paz; pero sobretodo honra y llena de orgullo a todo el pueblo mozambiqueño. Esta memoria es la historia del valor del diálogo, de la no violencia, de la convivencia democrática. Este valor, ¿no debe ser vivido y transmitido?.
Las 120 comunidades de Sant’Egidio en Mozambique organizan encuentros y debates en todo el país para mantener vivo el orgullo de la paz.
El mundo de hoy es muy diferente. Mozambique ha cambiado mucho durante estos últimos años. Se ha moldeado un sistema democrático, las comunicaciones han hecho pasos enormes, el país tiene ante sí un futuro.
A pesar de todo esto, no podemos esconder los problemas de nuestra sociedad. Son preocupantes los episodios como los que han tenido lugar en Maputo y en muchas otras ciudades, al inicio de septiembre. Paralelamente a las dificultades económicas, aumenta el miedo y la desconfianza.
Existe la tentación de recurrir a la violencia como método para resolver los problemas. Las personas se dejan seducir por la mentalidad del desprecio y del odio, cautivadas por la fascinación de la violencia.
Asistimos a linchamientos en varias ciudades. Todos los días en nuestras ciudades, en nuestros barrios, nos encontramos ante comportamientos que son auténticas condenas a muerte. Muchas personas pobres, acusadas, con o sin razón, de haber cometido crímenes, son linchadas hasta la muerte o quemadas vivas con gasolina o neumáticos.
Muchas veces, el delito es solo haber robado una camisa, un movil, un televisor o un animal doméstico. O en otras ocasiones son personas acusadas de brujería.
Es la venganza ciega que está en la base de los linchamientos. Es el odio a la vida.
Nadie tiene el derecho a hacer justicia con sus propias manos. Una justicia verdadera debe tener como base los derechos humanos.
Quemar una persona viva, que no se puede defender, es una barbaridad. Se trata de una gran cobardía porque toda la vida humana debe ser respetada desde el nacimiento hasta la muerte.
Los linchamientos no resuelven los problemas de criminalidad: al contario, aumentan la tasa de violencia en nuestra sociedad.
La paz actual no se obtuvo con la fuerza de las armas. Es fruto del diálogo, que llevó a las personas a sentarse en la mesa de conversaciones en Sant’Egidio. El método de toda la negociación fue “buscar lo que nos une y dejar de lado aquello que divide”.
Hubo quienes se engañaban a si mismos pensando que la paz se podía comprar. En el mundo de hoy esa mentalidad es muy común: todo se compra y se venda, todo tiene un precio y no se hace nada gratis. Aquello que domina es sólo la ideología del "mercado". Cueste lo que cueste.
Pero la paz, hoy como entonces, no tiene precio, porque se construye con la gratuidad. Es uno de sus secretos. Otro secreto fue superar la ideología del conflicto armado - donde la lucha violenta armada era vista como la única vía para sostener las propias posiciones- y convertirlo en diálogo, a través del debate político que hace fecunda la democracia y garantiza el pluralismo. Deseamos que esto continue, también con las semillas que representan los gestos de fe que tanto podrán ayudar al futuro del país.
Por lo tanto, debemos fortalezer, el método del diálogo y la reconciliación. Es el llamamiento que una vez más enviamos a los gobernantes, a los políticos, a los jefes de las religiones, a la sociedad civil, a todos. ¡Hay que buscar el bien común! |