La Comunidad de Sant’Egidio comparte el dolor de la familia por la desaparición de Tullia Zevi. Recuerda con gratitud las distintas iniciativas en las que ha participado junto a la Comunidad, que empezaron con la participación en el Encuentro Interreligioso por la paz de Milán en 1993, por invitación del cardenal Martini y de Sant'Egidio.
En la común atención al constante peligro del antisemitismo y del racismo, a través de ella empezaron las relaciones más estrechas de nuestra comunidad con la Unión de las Comunidades Judías Italianas, que luego continuaron con Amos Luzzato y Renzo Gattegna.
De ella recordamos su profunda cultura, su arraigo en la tradición judía, su firme y constante condena de toda forma de racismo, y también su trabajo paciente para construir una sociedad que, valorizando su pasado, se convierta en lugar de convivencia y de diálogo.
En el tiempo difícil que vivimos a nivel planetario, la memoria de Tullia Zevi nos impulsa a no dejar jamás el esfuerzo de trabajar con paciencia y confianza, aunque también con delicadeza, para que la sociedad mantenga con firmeza los valores de la convivencia y del respeto recíproco, sin ceder a contraposiciones y particularismos, que ofenden el bien común. |