Fuera la ciudad está quieta, mucha nieve, hielo, poca gente por las calles, poquísimos coches. Pero ellos, las personas sin domicilio, llegaron igualmente a Santa Maria in Trastevere, a cientos, para asistir a uno de los actos más esperados durante el año: la liturgia en recuerdo de Modesta, la mujer sin domicilio que, en 1982, murió cerca de la estación Termini de Roma a 71 años de edad. No la auxiliaron porque estaba sucia.
La basílica está llena. Junto a las personas sin domicilio, sus amigos de Sant’Egidio, gente de todas las edades, muchos jóvenes: tampoco ellos se han dejado asustar por el hielo y están allí. En la iglesia resuenan las palabras del Evangelio de Marcos. “Jesús, como muchos de nosotros, vive en la calle –dice Vittorio Ianari a una muchedumbre silenciosa, atenta y emocionada–, vive yendo por ciudades y pueblos. Así, en esta época especialmente fría, cuando no siempre la ciudad y los hombres son hospitalarios y solidarios, nosotros sabemos que el Señor está en la calle con nosotros. Y con él están sus discípulos. Y Jesús decide vivir así para ofrecer a todos, siempre, amistad y curación… toda su vida dice: la amistad es el verdadero cobijo, la verdadera calor, la seguridad, la verdadera riqueza”.
En el momento de las oraciones, empieza la lista de los nombres de los que ya no están: después de Modesta, Pippo, Rodika, Zibi… son casi 500. En la basílica, ordenados y compuestos, se levantan los amigos de aquellos que han muerto, y encienden, para cada nombre, una vela.
El recuerdo es personal, así como es personal el vínculo construido con cada uno. Para muchos, lo único estable y duradero en vidas muy difíciles.
Al finalizar la liturgia, todos reciben una flor y una estampa con una oración: “Oh, Señor, guárdanos a nosotros, amigos tuyos… con tu compañía, caminaremos sin miedo por las calles de esta ciudad nuestra y por el mundo”.
Más a fondo:
Del blog: La ciudad de todos “Modesta, la patrona de los vagabundos” (en italiano)
La historia de Nereo (del canal Sant’Egidio de Youtube) (en italiano)
La historia de Carmelo (del canal Sant’Egidio de Youtube) (en italiano)
Dos historias:
Franco (nombre falso):
Originario de Génova, Franco trabajaba como empleado en su ciudad. Se separa de su esposa y viene a Roma, donde empiezan los problemas: se queda solo y empieza a beber. La Comunidad de Sant’Egidio lo conoce cuando ya vive en la calle porque sufre continuas crisis de pánico que le impiden estar mucho tiempo en un lugar cerrado. Viene a menudo a nuestros centros, donde come y se ducha. Enferma gravemente y es ingresado en un hospital: entonces le proponemos que vaya a vivir a una caravana, una solución buena para sus crisis de pánico. Se recupera. La amistad, el calor de una casa-caravana: de ese modo Franco vuelve a tener una vida serena. Todos lo quieren. Morirá, a causa de la enfermedad, pero no solo, a 55 años.
Angela (nombre falso):
Angela es una mujer acomodada de Venecia, refinada, culta. Había estado cuatro veces en Jerusalén. La crisis familiar es el inicio de una vida difícil que la llevará en pocos años a perder afectos y bienes y a vivir en la calle. Angela viene a vivir a Roma, durante 40 años, en la calle, donde la Comunidad la conoce y se convierte en su amiga y compañera. Logramos encontrarle un lugar para vivir en una casa. Su sueño de encontrar un lugar sereno y amigable se hace realidad: los últimos diez años de su vida Angela los vivirá en casa, amiga, con muchos amigos. Antes de morir, otra hermosa historia: Angela había perdido sus documentos y, con ellos, también su identidad: simplemente no existía para nadie. Logramos que volviera a tener un documento, y eso ha significado volver a tener un nombre y una identidad, a 84 años.
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