El viernes pasado, cuando cayeron los primeros copos de nieve, sms y llamadas de teléfono con una única idea: cómo ayudar a los sin techo. Luego, tras coger lo que teníamos en casa –caldo, chocolate y té caliente– quedamos en el lugar de siempre. Pero con aquel hielo nos parecía poco ir a ver a los amigos de siempre y por eso subimos a un coche con los cotizadísimos neumáticos de nieve y empezamos a ir por los pasos subterráneos del Muro Torto.
En uno de esos pasos encontramos a dos hombres que temblaban envueltos en las mantas que dan en los aviones. Uno de nosotros les habla para tranquilizarles; otro, les ofrece lo que hemos llevado; otro llama por teléfono a los voluntarios de Protección Civil. Juntos les acompañamos a uno de los dormitorios de emergencia.
En Roma vuelve a nevar. Esta noche seremos más que hace una semana, porque hemos tenido tiempo de recoger mantas, sacos de dormir y termos. Y de comprar las cadenas.
Un grupo de universitarios de Roma |