La Comunidad de Sant’Egidio expresa su dolor por las víctimas de la tragedia que se está produciendo en estas horas en el Mediterráneo. La vida de tantos inmigrantes engullida por las aguas interpela la conciencia de cada uno. No se debe morir más de esperanza. No puede pasar como una simple noticia en el periódico. Son hombres, mujeres y niños que vienen de países de Asia y de África y huyen de graves situaciones de gran inseguridad. Se les llama “clandestinos” de manera simplista y a menudo se desconoce sus experiencias de dolor y de sufrimiento y se les niega la dignidad, el respeto y la acogida. Muchos entran de forma irregular porque huyen de la guerra, de la persecución, de la corrupción, del hambre, de la sed, de las catástrofes y les es imposible obtener un visado regular de ingreso.
La dificultad creciente que se encuentran para llegar a Europa les hace escoger viajes más peligrosos, empujados huyendo de la terrible inseguridad de sus países. Por ese motivo, y cada vez más, mueren, en los largos y peligrosos viajes en el desierto, en las montañas y en el mar. Solo en el Mediterráneo, des del 1 de enero de 1990 al 16 de junio de 2008, se tiene conocimiento que han muerto más de 10.000 migrantes.
Según estimaciones acreditadas muchos otros podrían haber perecido durante el largo viaje antes del embarque.
Como cristianos nos sentimos interiormente heridos ante tantas muertes, la mayoría jóvenes, que buscan sólo una vida mejor. Como ciudadanos italianos y europeos nos sentimos profundamente interpelados ante estas tragedias.
Pedimos a todos aquellos que tienen responsabilidad en las instituciones y a todas las personas de buena voluntad que apliquen políticas de solidaridad, de acogida y de respecto hacia los solicitantes de asilo y los migrantes.
Pedimos que se realice una política a largo plazo de cooperación al desarrollo, particularmente en África, que ayude de forma concreta a los jóvenes a que se queden en su país para contribuir en su desarrollo.
La Comunidad de Sant’Egidio se compromete a mantener, en nuestra sociedad, un espacio de humanidad para reconocer y acoger quien busca un futuro mejor para su vida.
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