La Comunidad de Sant'Egidio, tras la agresión producida en Venecia contra D. Marino Scarpa, manifiesta su preocupación por la difusión de un clima de desprecio hacia quien vive en dificultad y es apartado al margen de la sociedad.
El horrible episodio del que fue víctima la noche del 5 de enero el señor Marino Scarpa -que podría haber tenido consecuencias todavía más dramáticas- es una alarma más. Es otra señal de un clima hostil, que está creciendo contra quien es más débil y está en situación de mayor inseguridad, a causa, entre otros motivos, de una difundida cultura del desprecio, que lleva a identificar demasiado a menudo en los más pobres, en las personas irregulares o en los inmigrantes, la causa de una fragilidad y una crisis social que tiene orígenes muy distintos, y los convierte en chivos expiatorios.
No es el primer caso, en los últimos meses, en el que grupos de jóvenes, buscando diversión, la toman con personas en dificultad para burlarse de ellas, situaciones que rápidamente degeneran en violencia gratuita y a menudo brutal.
Venecia, ciudad de gran tradición de acogida, que tiene en su tradición una más que significativa atención a la ayuda de los más débiles, puede reaccionar a este episodio aumentando su sensibilidad.
La Comunidad de Sant'Egidio, presente desde hace años en la ayuda a los sin techo también en Padua y Mestre, considera que una mayor educación a la convivencia solidaria, capaz de involucrar a todas las generaciones (incluida la de los jóvenes poco guiados y confusos), puede contribuir a construir una ciudad más humana con los más pobres, y por eso más acogedora para con todos. |