Hace un año, el 8 de marzo de 2008, João y Percina, dos hermanos ancianos, fueron asesinados en Matola. Habían sido acusados por sus nietos de ser culpables de la muerte de algunos familiares más jóvenes.
Para no olvidar a João y a Percina, y a muchos otros ancianos que viven en una situación de abandono y aislamiento, la Comunidad de Sant'Egidio organiza una oración el domingo 14 de marzo, a las 16.00 en la capilla de las Pequeñas Hermanas de los Ancianos Abandonados, en Rua da Malgangalene, 1474, en Maputoo.
La Comunidad de Sant'Egidio de Maputo, al dar la noticia, declara:
"La presencia de los ancianos en Mozambique aumenta cada día. Y cada día nos damos cuenta del problema social que está naciendo. Los ancianos muchas veces son víctimas del prejuicio y de la superstición.
En Mozambique, como en muchos otros países africanos, en los últimos años ha aumentado el número de ancianos, a pesar de que la esperanza de vida media ha bajado por debajo de los 40 años a causa del sida.
Efectivamente, gracia a la mejora en las condiciones de vida, muchos alcanzan una edad impensable años atrás. Pero mientras aumenta el número de ancianos, el sida se cobra víctimas, sobre todo jóvenes y adultos.
Esto, en términos estadísticos, provoca una inflexión de la edad media y, en el imaginario colectivo, difunde la idea de que algunos logran envejecer por efecto de la brujería, mientras que otros mueren demasiado pronto.
Por eso los ancianos son víctimas de la superstición o de las tradiciones locales, a veces inhumanas: sobre todo en los centros más pequeños, son acusados de robar la vida a los más jóvenes. Como consecuencia, a menudo son abandonados incluso por sus propios familiares, que llegan a perseguirlos y apalearlos. Para un anciano solo, sin pensión, sin el apoyo de sus hijos o de sus vecinos, la vida es realmente difícil".