La Fundación Chirac ha premiado hoy en una ceremonia solemne en el Museo de Quai Branly en París a Mario Giro, responsable de las relaciones internacionales de la Comunidad de Sant'Egidio por el trabajo desarrollado durante estos años en favor de una paz preventiva y por la prevención de los conflictos en muchas partes del mundo.
Nacido en Roma en el año 1958, Mario Giro ha llevado a cabo por la Comunidad de Sant’Egidio numerosas mediaciones en escenarios bélicos, en particular en África y en los Balcanes. Entre el 2000 y el 2004, participó en las negociaciones por Liberia y Darfur, actuó de mediador para el Togo y trabajó en la búsqueda de un acuerdo en Costa de Marfil y Uganda. En el año 2010, ha organizado los encuentros que han conducido a los llamamientos de Roma para la reconciliación nacional en Guinea y Níger.
Por último, también ha participado en los esfuerzos para conseguir la paz en la República Democrática del Congo, en Sri Lanka, en Madagascar y en Colombia.
Según la Fundación, que lleva el nombre del expresidente de la República Jacques Chirac, Mario Giro ha sido reconocido por querer ''renovar el diálogo entre los pueblos en guerra en África y en los Balcanes, a través de una diplomacia discreta''.
Al recibir el premio, Mario Giro ha dicho en su discurso:
“Con este premio se reconoce un trabajo y un compromiso: el de defender la paz, de preservarla y renovarla cuando se ha perdido. Durante estos años he comprendido que la paz es el bien más preciado para una persona, una familia, una nación, un pueblo. Es verdad, los conflictos son muchos y a menudo incomprensibles e inextricables. Esto puede desalentar y llevar al inmobilismo. Pero llevando dentro de sí el mapa del dolor del mundo se puede llegar a una fuerte convicción: la paz siempre es posible. (...) Muchos conflictos se explican como el resultado inevitable de una situación objetiva, independiente de la voluntad del pueblo. Mi experiencia es diferente. Siempre hay una decisión humana en el origen de una guerra, y por esto se puede evitar o cambiar(...). Este premio representa un gran estímulo para todos aquellos que trabajan por la paz. Nuestro mundo necesita que se le diga que la paz es posible, que convivir es posible. Nuestro destino no es la contraposición, el miedo, la separación. Hay una sabiduría que se perfecciona con la vida, una fe valiente que se mide con el dolor, el amor por la vida nos hace expertos en humanidad”.
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