La Comunidad de Sant’Egidio espera que se pueda aprender algo de las pésimas consecuencias de los últimos desalojos de Pascua y que Roma pueda encontrar inmediatamente otro camino para garantizar la seguridad de los gitanos rom y de los ciudadanos. En espera de que se revise toda la política hacia los gitanos rom y de que se creen, en colaboración con quien está realmente sobre el terreno y trabaja en la integración social entre gitanos rom y romanos, nuevos programas de largo alcance y no sólo para situaciones de emergencia, para poder llegar a una solución real y definitiva de la eterna “cuestión de los rom", que incluyan programas globales de escolarización, acceso al trabajo y vivienda normales.
800 ciudadanos romanos pidieron que se detuviera el desalojo previsto para mañana del “campo” de via di Cave di Pietralata. Son ciudadanos del barrio. Parroquianos, cristianos mayoritariamente, pero también ciudadanos que no pertenecen a la parroquia. Su petición, a diferencia de otras, no es para destruir, sino para dar valor a todo lo bueno que se está produciendo en el barrio.
800 personas se han movilizado a favor de 70.
El desalojo sin duda interrumpiría el eficaz, fructífero camino de integración en el barrio (en total, 70 gitanos rom, de los que 30 son niños: 9 en el colegio y 5 en la guardería que ya están inscritos para empezar primero de primaria el próximo año, viven en un antiguo cobertizo de via delle Cave di Pietralata), una escolarización normal y un camino educativo (los adolescentes van al oratorio de la parroquia, los jóvenes forman parte del mismo equipo de fútbol que los demás chicos del barrio) y un significativo ejemplo de crecimiento cultural y profesional (tres mujeres rom han trabajado como mediadoras culturales en las escuelas del barrio, 4 mujeres trabajan en familias y dos hombres trabajan en el sector de la construcción).
Una experiencia simple, concreta, de cómo, incluso en situación de fuerte pobreza y marginalidad, las cosas pueden ir bien si pequeños grupos están acompañados y si se ayuda a las personas a estabilizarse. Han hecho falta años para poner en marcha un camino frágil, pero de éxito, que corre el riesgo de quedar destruido por quien tiene la responsabilidad de la seguridad, de la cohesión social y de la integración.
Proceder con el desalojo previsto para mañana destruirá todo esto, además de reproponer la cuestión de la división de los grupos familiares. Es un sinsentido y perjudica a la ciudad. Es algo sin futuro y que carece de visión. Esperamos que, in extremis, un poco de realismo ayude a los que tienen el poder de decidir para tomar la decisión acertada. La única posible en esta situación y en situaciones similares. Detener las cosas equivocadas siempre es mejor que una coherencia separada de la realidad, porque crea más problemas de los que puede resolver y porque a veces –como ha pasado– crea problemas donde no los hay y donde no había urgencia alguna.
Ponemos también a disposición de la Administración y de los ciudadanos un pequeño episodio.
El Via Crucis del Viernes Santo, en el que participaron todos los gitanos rom de Via Cave di Pietralata, hizo una parada en el asentamiento y entre otros rezó un niño rom, que había escrito su oración personal. La adjuntamos al final de este comunicado. Es la oración de Adrian:
“Pedimos a Dios y a todos los italianos para que nos dejen nuestra casa al menos 3 o 4 semanas más, hasta que termine el colegio, y damos gracias a Dios y a todos los italianos, perdonen por las molestias y por los problemas y buena Pascua”.
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